En campaña electoral hay más presencia en medios de comunicación y en conversaciones de los temas políticos. En cuestión de familia, sobre todo si se tienen problemas de comunicación o asertividad, es una familia disfuncional en algún sentido o si está pasando por momentos especialmente estresantes, cualquier tema es origen de conflictos, y aún más la política, que ya lleva de forma implícita un plus de emocionalidad.

La política funciona como un disparador de conflictos muy eficaz, hablar de política funciona como un catalizador que hace que la discusión llegue antes, esto tiene que ver con ese sentimiento de pertenencia y de grupo que separa a las familias, y se llega a resultados más radicales cuando es de política que lo que se habla. Además, si se trata de una reunión familia donde esté presente el alcohol es posible que esto se radicalice aún más, ya que es otro disparador de conflictos.

Decálogo para evitar discusiones sobre política en Navidad

  1. No se trata de evitar o eliminar la política de nuestros temas de conversaciones. Hablar de política es muy interesante, nos aporta muchas ideas nuevas y nos permite conocer mejor las personas y sus pensamientos, pero, en la medida de lo posible, pon límites y si el tema roza lo emocional, notas incomodidades, alusiones personales o salidas de tono corta la conversación.
  2. Es mejor no hablar de partidos políticos, sino de ideas e ideales políticos. Si lo hiciéramos nos daríamos cuenta de lo cerca que estamos en cuanto ideas y lo que nos alejan los partidos, los prejuicios y los grupos y su identificación personal. El “si no eres de mi equipo estás contra mi” no es correcto y es una creencia errónea. Se trata de hablar de ideas no de equipos ganadores.
  3. Fomenta la empatía. Ponerse en el lugar del otro, entender lo que ha vivido y porque piensa lo que piensa es un ejercicio muy interesante.
  4. Escucha para entender y no para responder o refutar. A veces no es el tema en sí, sino las ganas que tenemos de discutir y usamos lo que funciona: la política.
  5. No te lo tomes como algo personal ni aproveches la ocasión para hacer criticas personales. No hay que trasgredir la opinión política con las rencillas personales.
  6. Enfoca de otra manera las ideas que sepas que previamente han suscitado tiranteces sin llegar a resultados. Si no se hace nada distinto no podemos pretender resultados diferentes, y si una vez salió mal, si hacemos lo mismo, volverá a suceder.
  7. En la medida de lo posible, no mezclar alcohol con conversaciones que tiendan a irse por lo emocional porque con la deshinibición del momento puede dar lugar a conflictos emocionales difíciles de subsanar.
  8. Si queremos evitar una conversación, deberemos esperar a que terminen de hablar para no resultar cortantes u ofensivos y después cambiar de tema. Posponer para otro momento la conversación.
  9. A veces no reaccionar ni responder es la mejor manera para que el tiempo diluya el tema de conversación y se pase automáticamente a otro en el que sí se reciba un feedback. Hay que ser cuidadosos con esta técnica, ya que mal utilizada puede herir a la persona porque se puede sentir ignorada.
  10. Si esto no es posible y ya estamos quemados y el conflicto y el mal ambiente se ha adueñado de la velada, aprende del error y no lo vuelvas a cometer. La próxima reunión se prohíbe los tema de política.

 

 

 

 

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